“Necesitaba dar una vuelta de tuerca a Loquillo”
El rockero publica el álbum ‘Diario de una tregua’, una obra de cambio de personaje con temas de Igor Paskual, Sabino Méndez y Gabriel Sopeña.
José María Sanz, Loquillo, vuelve a primera línea discográfica con su álbum de estudio Diario de un tregua (Warner), obra compuesta en complicidad con los músicos Igor Paskual y Sabino Méndez y el poeta Gabriel Sopeña. Y ya ha comenzado a presentarlo con la gira El Rey, que aterrizará en el Festival Jardins de Pedralbes el 15 de julio, y le seguirán actuaciones en Cambrils, Pineda de Mar o en el Cerdanya Music Festival de Llívia. Y tampoco hay que olvidar el reciente Loquillo. La biografía oficial, firmada por Felipe Cabrerizo
Su álbum anterior, El último clásico , salió a finales del 2019. Apenas pudo girarlo, ¿no?
Cuando faltaban 15 días para comenzar la gira se produjo el confinamiento. Y el caos económico fue tremendo porque teníamos los lugares ya pagados, por ejemplo, y el disco en plena subida se para. Hay unos meses de descomposición absoluta de todo y tomo la decisión de que de alguna manera hay que salir, para defender el oficio, a los trabajadores y, básicamente, por un acto de fe. El WiZink Center nos propone a mí y a otros hacer un concierto para abrir el protocolo covid, con 2.000 personas donde caben 18.000. Al final los únicos que aceptamos somos nosotros. En el 2020 tocamos en las ciudades que nos dejaron para 100 o 200 personas, con promotores que arriesgaban todo para mantener la llama, frente a la desidia absoluta de presidentes autonómicos, etcétera, e incluido el ministro. Y lo puedo decir porque eso lo viví, y lo digo con orgullo. Yo sé lo que pasó: los que se quedaron en su casita, en sus masías, en sus caseríos, y que muchos hablan de solidaridad y se olvidaron de que esto es un oficio. Te juro que es la gira de la que me siento más orgulloso y aprendí muchísimo.
¿Parecen tiempos lejanos o todavía no?
Aun no había vacunas, y solo pudimos hacer ese acto como banda de rock porque no podíamos hacerlo en ningún sitio. Se creó un miedo tan atroz y se puso a la cultura como lo peor de todo, entonces yo decidí que lo único que podíamos hacer era ir con lo más romántico, entre comillas, que era meternos todos en una furgoneta, cuatro músicos y Gabriel Sopeña, y recorrer España llevando los discos de poesía contemporánea [como el disco que hicieron conjuntamente él y Sopeña 1994 La vida por delante], cantando a Brassens, a Brel. Aparentemente estamos saliendo de la pandemia con una cifras en cines y teatro muy duras, y aún estamos esperando que el Ministerio de Cultura haga una campaña a favor de la cultura. No se trata de dar dinero, sino una campaña para animar a la gente que vaya, que consuma, que disfrute. Vamos tarde porque es algo vital para todas las artes escénicas.
El poder del rock and roll
Durante la gira del 2020 le apareció un bulto en la garganta; no se operó y ahora ha desaparecido
Al acabar esa gira, ¿qué se planteó?
Ocurre que teníamos nuestro álbum El último clásico pediente porque no lo habíamos podido girar. Y un poco antes de empezar esa gira me detectan, creo que debido a todo lo que ocurrió, un bulto en la garganta, porque no me podía cerrar las camisas en el cuello, y se me recomienda operar. Yo me niego, porque ese bulto estaba justo en las cuerdas vocales y operarme me hubiera podido joder. Llamé a Sabino Méndez, a Igor Paskual, les conté la historia y dije que para mí lo mejor era grabar un nuevo disco en los próximos meses.
¿Algún detonante?
Un día estaba ojeando Joyas literarias juveniles, aquella colección de Bruguera con la que crecimos todos y que tanto enseñó; veo Historia de dos ciudades de Dickens, y decido releerla en libro y me digo que aquello de lo que habla Dickens es hoy mismo. Llamé a Sopeña y le dije que tenía que musicarlo. Y ese fue el último tema que se grabó, ya en el 21.
¿Hay un eje temático?
Lo hay. Un diario siempre es un ajuste de cuentas con uno mismo, y yo lo tuve. En la portada de El último clásico hay una foto mía que iba acompañada de una llama que quemaba la foto. Si te gusta Eduardo Cirlot como a mí, entenderás que eso es un simbolismo, que denota el final de un personaje y de un siglo, y yo tomé eso como referencia, pensando que aquello, la pandemia, era el final del siglo XX. Ya me lo estaba diciendo la portada, sin saberlo. Y, insisto, es el final de ese personaje, en el sentido de que El último clásico era un álbum hecho después de la gran gira de 40 aniversario, y el típico disco de alguien por así decirlo por encima del bien y del mal, de un artista que decide grabar temas de autores diferentes. El disco estaba muy bien pero allí vi que lo que necesitaba el personaje era una vuelta de tuerca, reunir a los dos personajes que he interpretado toda mi vida: al del rock and roll, excesivo, y por otro lado el personaje de mi trayectoria de poesía contemporánea. Y lo que tenía que hacer en este disco ahora era encontrarlos.
Actuaciones festivaleras
La gira El Rey se parará en los festivales Jardins de Pedralbes, Cambrils, Pineda de Mar y Cerdanya Music Festival de Llívia
¿Estamos hablando del fin de un ciclo?
Ya me lo estaba diciendo la portada, sin saberlo. E, insisto, es el final de ese personaje, en el sentido de que El último clásico era un álbum hecho después de la gran gira del 40.º aniversario, y el típico disco de alguien, por así decirlo, por encima del bien y del mal, de un artista que decide grabar temas de autores diferentes. Aquel álbum estaba muy bien, pero allí vi que lo que necesitaba el personaje, Loquillo, era una vuelta de tuerca: reunir a los dos personajes que he interpretado toda mi vida, al del rock and roll, excesivo, y por otro lado el personaje de mi trayectoria de poesía contemporánea. Y lo que tenía que hacer ahora en este disco era encontrarlos.
¿Quiere decir que el Loquillo que todos conocemos ya es historia?
Sí, claro. Cuando uno llega a un éxito absoluto, al que yo he llegado varias veces, me di cuenta de que estaba en el mismo punto en el que estaba en ¡A por ellos…! [álbum aparecido en 1989 con Los Trogloditas]. Lo que pasa es que yo me había adelantado, ya había visto lo que me iba a pasar, ya me imaginaba por dónde iba a caminar mi carrera, y dije “finito aquí, vuelvo a empezar”.
¿Porque no le gustaba lo que intuía que iba a pasar?
Exactamente. Me deshice de algunos colaboradores y retomé el camino: maté al mensajero y maté al personaje.
¿Y que pasó con el bulto en la garganta?
Durante la grabación del disco desapareció; el poder curativo del rock’n’roll. No es coña. Si me dicen ‘¿es usted creyente?’ , yo respondo ‘soy simpatizante cristiano’.
¿Ha salido una persona diferente, más humana, de todo este proceso?
Todos hemos salido distintos después de la pandemia. En mi caso, el personaje se ha transformado, ha cambiado; crecí con Bowie y Lou Reed y supongo que eso también forma parte de mi adn. Sí que ha habido una transformación; esta es una buena palabra para describirlo. https://www.youtube.com/embed/rjuE5NcuNWs?autoplay=1&mute=0&playsinline=1&embed_config=%7B%22enableIma%22%3Atrue%2C%22disabledRelatedVideos%22%3Atrue%2C%22adsConfig%22%3A%7B%22disableAds%22%3Atrue%7D%7D&enablejsapi=1&origin=https%3A%2F%2Fwww.lavanguardia.com&widgetid=4
Dígame algunas características más de este nuevo personaje, de este nuevo Loquillo.
Tengo muy claro que el personaje que voy a tener a partir de los sesenta años es uno que se acerca más al teatro que al gran estadio. Porque cuando yo terminé la gira que ya hemos empezado, piensa que tengo otro disco ya grabado. Y es que he grabado el poemario Europa de Julio Martínez Mesanza, Premio Nacional de Poesía, grabado y que mezclo este mes. Yo utilizo siempre la poesía como referencia para avanzar, y después, cuando vuelvo al rock and roll, no estoy harto del personaje. A mí me sorprende como la gente continúa con su mismo personaje toda la puta vida: cambiar, transformarse forma parte del show business, punto uno, y por otro lado, porque no somos siempre la misma persona.
Pero igual el aficionado desde fuera sí cree que usted sigue siendo el mismo personaje.
Yo te digo una cosa: José María Sanz se lo pasa muy bien con las aventuras de Loquillo, pero también se divierte mucho con las precuelas. Sí que es cierto que yo no aspiro a tener una edad determinada y seguir dando botes en el escenario. Tengo muy claro que acabaré en auditorios y teatros, el tema de tradición de música europea que me llevará a eso. Yo no soy latino, soy europeo, y mis influencias son muy claras: el pop español, el francés, Celentano, la nouvelle vague, la nova cançó, el free cinema, Antonioni, Rovira Beleta… esa es mi cultura. Porque debe ser terrible llegar a los sesenta años, verte y pensar que el resto de tu vida vas a estar sujeto a ese personaje.
¿Cuándo comenzó esta reflexión?
En 1995 ya comencé a preparar teatros, porque en el teatro es donde más he aprendido.
Usted define este Diario de una tregua de disco de rock español. Por una lado porque canta en castellano y por el otro ¿como un acto de reivindicación de un estilo que dicen que pierde protagonismo?
Cuando yo tenía quince años ya decían lo mismo, y cuando salieron los Sex Pistols se les acabó la tontería a quienes lo decían. Hay dos artistas que jugamos en la misma liga y en la que no juegan los demás, que somos Jorge Ilegal [Jorge Martínez, líder de Los Ilegales] y yo. Jorge tiene 67 años y me cuida. Me ha cuidado durante todo ese periodo. Si algo he sacado de este periodo a parte de la transformación personal y procurar hacer las cosas mejor, ha sido vaciar mi agenda de teléfonos, ha sido una liberación.https://www.youtube.com/embed/L5yof_5xc64?autoplay=1&mute=0&playsinline=1&embed_config=%7B%22enableIma%22%3Atrue%2C%22disabledRelatedVideos%22%3Atrue%2C%22adsConfig%22%3A%7B%22disableAds%22%3Atrue%7D%7D&enablejsapi=1&origin=https%3A%2F%2Fwww.lavanguardia.com&widgetid=5
En lo que no ha cambiado es en el verbo claro y contundente…
Nosotros siempre hemos sido protagonistas de la actualidad, no observadores. Ser observador tiene esa cosa de no mojarte. A mi me gustan los creadores como Jorge Ilegal, Robe Iniesta, Jota de Los Planetas, incluso Albert Pla, gente con la que incluso no estás de acuerdo, pero que pone en duda el status quo. Eso me interesa, la discrepancia me interesa. No soporto lo políticamente correcto; no ya del pop-indie, que eso ya se supone que ni de coña, pero del stablishment del rock español incluso… Me gusta la gente que sueltan cosas que te hagan
pensar.
El pionero
‘Acordémonos de que la gente llamaba a Ramoncín ‘el madrileño’, y si tú quieres ver a C. Tangana mira los videos de Ramoncín del principio y fliparás’
Resumiendo: no son bichos raros, sino artistas con criterio propio.
Es bastante probable que pase algo, no se cuando. Quiero decir que hay toda una generación de chavales a los que les revienta totalmente el mundo actual, la importancia de los clics, esa corrección, la inmediatez. El rap, que durante muchos años sustituyó al rock, ha sido diluido por esa cosa tan extraña que se llama no se qué y que no deja de ser rancio y patatero. Acción- reacción. ¿Qué ha pasado con la España folclórica de mediados de los setenta, con sus espectáculos de vedetes y variedades? De allí surgió el rock o el pop español. Los grandes artistas quedan, pero en el rock no ha ocurrido todavía eso. Y no olvidemos que somos la primera generación surgida después de la democracia que pudimos hacer canciones sin censura. Y el primero de esos fue Ramoncín, no lo olvidemos nunca, porque la gente se ha olvidado de él. Acordémonos de que la gente le llamaba ‘el madrileño’, y si tú quieres ver a C. Tangana mira los videos de Ramoncín del principio porque flipas. Somos los primeros en llegar a una edad manteniendo una carrera y encima siendo personajes ya que formamos parte de la cultura popular.