Nuevo post en la nave de los locos
Bob se ha paseado con su ‘sleeper’ por la piel de toro y ha dejado su impronta como un tequila reposado en la que para mí ha sido la mejor visita de las que yo recuerde.
No voy a escribir esta nota para glosar al chico de Minnesota, ya están para eso los plumíferos al uso, cada vez más plomos y de menor calidad.
Después de asistir a su concierto en Zaragoza y de disfrutar de un Dylan exquisito compartí una cena perfecta con los organizadores del evento y con el maestro Ara Malikian. Todos coincidíamos en que el amigo Bob está en un momento perfecto, envejecer es difícil para un artista si no adecua su repertorio, su capacidad física y su actitud en un escenario, ante un público, frente al mundo.
Dylan siempre fue por delante, lo ha sido todo antes que nadie. Le metió al folk un petardo en el culo, al rock le añadió los temas con recado, al country le dio un revolcón que marco a varias generaciones y así hasta hoy que ha decidido enseñar la puerta de salida a la eternidad a muchos compañeros de generación.
¿Hits? ¡Que se vayan a un karaoke!… Es una pensamiento recurrente entre la profesión cuando te encuentras con un público que ignora lo que va a ver o con un becario que le toca escribir la crónica de un concierto de un artista que desconoce.